Mirko Badiale ~ Taller de Arte Rivas

'En cada niño se debería poner un cartel que dijera: Tratar con cuidado, contiene sueños' (Mirko Badiale).

Mirko Badiale nació en 1973 en Chiavari, Liguria región de la provincia de Génova en Italia. Desde temprana edad sintió "una obstinada atracción" hacia el dibujo, una pasión que a lo largo de los años lo llevará a aislarse de la realidad y a buscar en todo lo que lo rodea una atracción más profunda para ser exhibido en lienzo. Graduado como técnico dental, ejerció la profesión desde 1993 hasta 2002, año en que el empeoramiento de una retinopatía lo alejó tanto del trabajo como de su mayor pasión: la pintura. Su necesidad de comunicarse lo adoctrina a la escritura aforística y en 2014 ocupa el tercer lugar en el Premio Nacional de Filosofía (Italia) "Las figuras del pensamiento" en la sección de aforismos. Sus aforismos han aparecido en línea en varios blogs y recientemente su corta colección aforística de Tagliando ha sido incluido en "Geografie minime", una antología de escritores italianos de aforismo editada por Sandro Montalto (ediciones Joker, 2015).
Los aforismos de Mirko Badiale son afilados y afilados y en su estructura clásica, muy similar a la máxima francesa, tienen una exactitud luminosa que describe con pocas palabras, desde un ángulo visual sin precedentes y sin hipocresía, una situación o una emoción. Entre sus grandes maestros, el autor pone a Antonio Porchia y Ennio Flaiano primero.

Selección de aforismos de Mirko Badiale de la breve colección Tagliando.

Si no puede sacar las palabras de la hoja, la escritura es inútil.
Hay más personas hermosas de lo que pensamos, pero menos que las que conocemos.
Al principio ves el árbol, luego notas las raíces.
En el mundo solo hay dos razas: la de quién es y la de quién tiene.
Las mujeres tienen un solo defecto: no se puede prescindir de él.
El mal a menudo no madura en la mala acción del hombre inteligente, sino en la buena acción del estúpido.
No recordar aún no es olvidar.
Dios nos quería ateos. Para esto creó a los sacerdotes.
La puntualidad es la forma más noble de cortesía. La única cualidad que no puedes pretender tener.
El silencio, quizás incluso más que el habla, es la forma más inteligente de comunicación para usar con personas estúpidas.
Escribir es dejar de permanecer oculto dentro de ti.
Coloque un letrero sobre cada niño con las palabras: "Maneje con cuidado, contiene sueños".
Ten el coraje de borrar lo que crees que eres y reescribe lo que realmente eres.
Pasamos la mitad de nuestras vidas buscando lo que no tenemos, y la otra mitad recordando lo que hemos perdido.
Hombre, este libro que todos escriben y nadie sabe leer.
Hay una edad en la vida cuando uno es demasiado viejo para ser joven y demasiado joven para ser viejo: cuarenta años.
Todavía tengo que conocer a un ignorante que no puede enseñarme nada.
Uno es joven solo una vez, pero siempre puede haber sido viejo.
Hay quienes aman tanto a un niño que no pueden traerlo al mundo.
Todas las personas son iguales: siempre necesitan juzgar a Caín para convencerse de que son Abel.
Incluso los animales cometen errores: ¿el mono no generó al hombre?
En el amor, las mujeres adivinan todo excepto los maridos.
En comparación con el éxito, la mediocridad solo tiene una ventaja: dura para siempre.
Estamos solos gracias a la ayuda de demasiadas personas.
Vejez: nadie lo quiere, todos lo esperan.
Inteligencia: las mujeres tendrán aún más, pero los hombres lo esconden mejor.
Celos. Una admisión de culpa.
A los diez años el mundo es como lo imaginas, a los cuarenta como lo ves y a los setenta como lo recuerdas.
El aforismo es como un regalo: al final es el pensamiento lo que cuenta.
¿Cuántas cosas más podríamos decirnos si las palabras no existieran?
En los niños solo la imaginación es real, todo lo demás es fantasía.
Todo ya está escrito en la pluma. Pero muy bien escondido!
Creo en Dios, pero no hasta el punto de pensar que existe.
El egoísmo nos protege de muchos males, incluido el de la ingratitud.
El amor, por miedo a morir de hambre, muere de saciedad.
La capacidad de hacer el bien a pesar del mal sufrido, esta es la medida de un hombre.